Proteger y defender el ciberespacio desde la paz

Costa Rica es un país que ha destacado internacionalmente por diversos aspectos: ser uno de los países más felices del mundo, el espíritu «pura vida» de su gente, sus riquezas naturales, su promoción de la paz, ser el primer país en abolir el ejército para fortalecer la educación de su población…

 

Los costarricenses nos distinguimos por evitar conflictos, por crear amistades y por proteger nuestra flora y fauna. Gracias al alto nivel educativo de nuestra población, hemos podido navegar exitosamente en la era de la digitalización y las tecnologías exponenciales.

 

Cómo tica orgullosa, podría enumerar las maravillas que hacen de mi país un lugar atractivo para invertir y para vivir. Sin embargo, siendo objetiva, no puedo ignorar que enfrentamos grandes desafíos en seguridad, educación y medio ambiente. Al trasladar nuestras fortalezas del mundo físico al ciberespacio, algunas de ellas se transforman en riesgos o debilidades. Carecemos, por ejemplo, de una mentalidad de defensa militar y de una comprensión integral de los riesgos geopolíticos del siglo XXI, especialmente de la evolución de las guerras en el ciberespacio.

 

Como muchas sociedades, nos hemos tropezado con la exponencialidad tecnológica y con la transformación digital sin construir una base de cultura ética, segura y responsable para interactuar en el ciberespacio. Aún estamos aprendiendo.

 

Protección conjunta

Conocemos el valor de nuestra gente y hemos intentado garantizar la seguridad social y de oportunidades para todos los costarricenses. Este talento ha animado a desarrollar tecnología y hoy protege el ciberespacio a través de las empresas más poderosas del planeta. Aunque no es suficiente, este talento destaca por su base de conocimientos, competencias técnicas y aptitudes para crear y resolver problemas.

 

El ADN costarricense incluye el respeto por la naturaleza y la convivencia armoniosa con los océanos, bosques y animales. Somos buenos protegiendo los recursos naturales, pero en el ciberespacio nos ha sido difícil comprender los riesgos y la necesidad de protección conjunta. Nuestra biodiversidad nos ha enseñado la importancia de proteger recursos valiosos, no solo para el país, sino para toda la humanidad. Proteger el tres por ciento de la biodiversidad mundial no es solo una acción económica, sino una inversión en la calidad de vida global, responsabilidad de todos.

 

No en vano, Costa Rica ha construido su enfoque en protección y defensa desde la política pública, los marcos regulatorios, la seguridad y la educación en conservación y respeto por los recursos naturales. Todos debemos contribuir a proteger nuestro recurso más valioso de aquellos que no comparten nuestra visión de «pura vida» y buscan apropiarse de lo que es de todos.

 

Ciberseguridad en Costa Rica: Ecosistema organizado

En ciberseguridad, Costa Rica está aprendiendo a aplicar estos principios diferenciadores para proteger a las personas, sus datos y su forma de vida. Desde una visión de paz, promovemos el diálogo entre instituciones, sectores y poderes de la república para contar con un ecosistema organizado.

 

La ciberseguridad nacional es un trabajo en equipo donde todos debemos contribuir, como cuando protegemos nuestros parques nacionales. Promovemos relaciones internacionales para aprender de quienes tienen más experiencia, ya que el ciberespacio trasciende fronteras y un ecosistema digital organizado es clave para proteger el mundo.

 

Así, el fortalecimiento y desarrollo de talento es uno de los mayores esfuerzos del país. Un país consciente y educado en este tema es seguro para vivir, aprender, trabajar y hacer negocios. Se mantiene un esfuerzo continuo para construir y actualizar políticas públicas y marcos regulatorios que faciliten el intercambio de información y la inversión en ciberseguridad, así como que combatan con firmeza la cibercriminalidad que afecta a nuestra sociedad y economía global.

 

Todo este proceso se ha llevado a cabo luchando contra el cibercrimen y recuperándose de ataques exitosos, aprendiendo a ser resilientes. Y esta resiliencia nos ha permitido ser humildes y pedir ayuda, aprender de otros y ser generosos al compartir nuestra experiencia con el mundo. Promovemos espacios de colaboración, alianzas público-privadas y relaciones de cooperación internacional para fortalecer la comunicación y el trabajo conjunto en la protección global.

 

Una visión sistémica y organizada donde cada vez contamos con más y mejores canales de comunicación para compartir información y buenas prácticas y para ponernos de acuerdo −créanme, no es fácil, pero tampoco imposible− nos ha permitido como nación compartir una misma meta: unirnos y trabajar juntos para que el #CostaRicaBajoAtaque no vuelva a ser tema tendencia en Internet y que podamos compartir nuestra experiencia y organización del ecosistema con otros países para que nunca más veamos negocios irse a la ruina o, aún más importante, perder vidas humanas porque un ciberataque fue efectivo.

 

Trabajo en equipo

La lucha contra el cibercrimen la ganamos en equipo. La inteligencia, el análisis de amenazas y la detección oportuna de vulnerabilidades son clave para mitigar el éxito de estos incidentes; y si lo hacemos de manera colaborativa, logramos movilizar más y mejor información y experiencia. Aún nos queda mucho que aprender de cómo hacerlo mejor, pero como en todo equipo, el proceso de ganar confianza lleva su tiempo y lo importante es que vamos construyéndola día a día.

 

Así como un tico o tica «pura vida» no consideraría incendiar un bosque tropical o cazar un animal, porque sencillamente no está en su ADN, lograremos que cada uno de nosotros protejamos el ciberespacio y a los nuestros cuando navegan en él con esfuerzo y colaboración.

 

Costa Rica protege sus coloridos bosques y océanos, y en la comunidad internacional es un ejemplo de resiliencia en ciberseguridad y maduración digital, acelerada por un incidente sin precedentes. Estas experiencias nos obligan a trabajar arduamente para mitigar futuros incidentes y estar mejor preparados para recuperarnos de cualquier ataque, no solo en nuestro territorio, sino en cualquier parte del mundo donde nuestra historia y experiencia puedan contribuir a que otros países aborden una defensa y protección «pura vida» para todos.

 

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