Carolina Taborda, directora del clúster de ciberseguridad de Costa Rica, destaca la cooperación como la clave del futuro de la seguridad ‘online’.
Hablar de Costa Rica es hacerlo de sus impresionantes playas, sus exuberantes selvas tropicales o su increíble vida silvestre. También, es hacerlo de crecimiento e inversiones, ya que se ha consolidado como la sede para diferentes empresas internacionales gracias al nivel académico de su población, a sus servicios modernos y a su estabilidad sociopolítica.
Sin embargo, desde hace algunos años, hablar del país del “Pura Vida”, además, es hablar de ciberseguridad, ya que, recientemente, la región ha conseguido distinguirse como un destino preferente en esta materia, consolidándose como el primer exportador de servicios TI per cápita de Latinoamérica.
La apuesta de este país por la seguridad online se ha materializado, entre otros, en la creación de Cybersec, el clúster de ciberseguridad de Costa Rica, una organización sin fines de lucro fundada el año pasado que ya cuenta con 53 miembros. Entre sus participantes, se encuentran instituciones del sector público y del sector privado, donde destacan empresas como AWS, Microsoft, IBM o Cisco, pero también pymes o startups.
“Cybersec nace con la visión de poder articular y conectar este ecosistema y fortalecer sus capacidades”, explica Carolina Taborda, directora del mismo, en una entrevista en exclusiva con D+I – EL ESPAÑOL. “A pesar de que fue fundada en Costa Rica, funciona en toda Latinoamérica e incluso tenemos organizaciones de diferentes partes del mundo”.
Taborda precisa que esta institución trabaja de manera colaborativa basándose en la confianza con el objetivo de ser referentes en esta materia y proveer esta región de una “red de ‘hubs'” que ayuden a promover países más ciberseguros y competitivos.
El talento, la estabilidad y el tamaño
La directora de Cybersec se reúne con este medio en su paso por la capital española, a la que ha acudido para participar en el LATAM CISO Summit 2023, un evento en el que ha desgranado las particularidades del ecosistema de seguridad online de Costa Rica, así como las que hacen que este país lidere en este ámbito.
“Definitivamente, una de las principales razones es el talento“, resume. “En comparación a otros países de Latinoamérica, aquí se habla bastante bien inglés, e incluso la gente suele hablar más de dos idiomas, a lo que se añade que la educación es gratuita y obligatoria”. “Así, hay una tasa mayor de gente que llega a la educación superior, lo que permite que la fuerza laboral esté más educada“, añade.
A la vez, menciona la estructura socioeconómica y política “estable” y democrática. “Eso ha permitido que, a diferencia de otros países que tienen que hacer frente a conflictos, podamos centrarnos en el desarrollo desde el punto de vista de la innovación, la tecnología o el emprendimiento”, apunta
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Además, menciona el tamaño de Costa Rica, que apenas se extiende 51.100 kilómetros cuadrados (por comparar, España supera los 500.000 kilómetros cuadrados). “Al ser tan pequeñita, ofrece la posibilidad de ser un laboratorio”, explica. “De hecho, cuando fuimos atacados por el grupo de ransomware Conti, era una de las tesis: que estaban practicando con nosotros porque, al ser una estructura muy pequeña, somos como un centro de pruebas no solo para la innovación o el mercado, también para los ataques”.
Colaboración y cooperación
Preguntada por cuáles son las lecciones que pueden sacar otras regiones del tratamiento que le está dando este país a la ciberseguridad, Taborda destaca que uno de sus fuertes es la “forma tan ágil” en la que han conectado “la academia con la empresa”, lo que ayuda a “potenciar alianzas público privadas mucho más efectivas”.
La directora del clúster precisa que Costa Rica también es un ejemplo de cómo enfrentarse a los ciberataques pidiendo ayuda a otras regiones internacionales, (como ocurrió cuando fueron atacados por Conti). Según apunta, en países de Latinoamérica es “más natural” pedir apoyo en este tipo de situaciones en las que no se sabe qué hacer. “Tal vez, países más maduros, más grandes, en la misma situación no solicitarían soporte y creo que es importante aprender a pedirla y ver más allá de ese sentimiento (de vergüenza)”, señala.
De la misma forma que los países o las empresas, Taborda explica que los ciudadanos también están experimentando un cambio en la forma de abordar los ciberataques, ya que, hasta hace unos años, la ciberseguridad era un tema que generaba malestar. “Nos daba vergüenza decir que nos habían estafado en el banco, pero cada vez estamos trascendiendo esto y ahora admitimos que nos pasó porque entendemos que nadie está exento, ni siquiera las grandes potencias, todos estamos expuestos a que esto suceda”, señala. “El valor está en lo fácil o rápido que nos recuperamos”.
En este sentido, Taborda cree que la tendencia de la seguridad online va hacia esta colaboración, cooperación y conexión entre los diferentes actores del ecosistema. “Nos hemos dado cuenta de que proteger o defender una nación no es trabajo de una sola persona, de un profesional o de un gobierno, sino que es algo que hacemos desde la ciudadanía con todos los sectores y todas las organizaciones“.
Así, explica que el objetivo de Cybersec para los próximos años se centra en establecer sinergias entre diferentes países de Latinoamérica para poder “seguir construyendo y trabajando en conjunto”, cada uno desde su visión y sus capacidades, para poder dar como resultado una región “más cibersegura”.
Formación en lo digital
Además de ser directora del clúster de ciberseguridad de Costa Rica, Taborda también es cofundadora de Steamed Latam, una fundación sin fines de lucro creada en Costa Rica con el objetivo de “transformar la educación del mundo” mediante la reducción de la brecha entre el sector productivo y el sistema educativo.
“Esta organización trabaja desde 2019 en habilitar los nuevos modelos de gestión que requieren las instituciones educativas para integrar la tecnología de manera efectiva y promover las competencias que la cuarta revolución industrial exige en los futuros profesionales de los ciudadanos de todo el planeta”, resume.
En concreto, Taborda explica que su principal función es ofrecer certificaciones que ayuden a promover habilidades en el entorno digital en línea con la transformación de la función y el papel de los docentes, que “ya no son facilitadores únicamente de información”, sino que han evolucionado a ser “diseñadores de experiencias de aprendizaje significativas”.
Según apunta, la tecnología tiene una curva de aprendizaje muy especial que se caracteriza por ser continua, ya que evoluciona de forma constante, por lo que es imprescindible apostar por el reskilling. “Tenemos una gran masa de profesionales formados hace 15, 20 o 30 años que tienen mucha experiencia, pero no poseen las competencias de innovación creativa y digital para hacer frente a los retos de hoy”, apunta.
La cofundadora de Steamed Latam insiste en que reeducar este talento es una de las soluciones que se pueden aportar para hacer frente a la brecha existente en el sector, donde las empresas están teniendo problemas para cubrir las posiciones que ofertan, así como para avanzar en la reducción de la brecha de género que sigue afectando a la industria tecnológica.
“Al final, la visión de Steamed Latam es que la educación no la transforma una sola persona u organización o gobierno, la resolvemos entre todos“, concluye.
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